Ciudades ficticias, con formas conocidas o no, a veces con la perspectiva algo torcida, no tengo idea de cómo llegan a formarse estas ideas, lo que sí es que son producto de mucho tiempo.
No es que un día me siente a dibujar un paisaje urbano con tren y playa contaminada con un atardecer de otoño. No, es trabajo continuado, no todos mis trabajos tienen boceto, de hecho este es un buen boceto para un cuadro.
Me gusta pensar que tendré en el futuro mucho tiempo para pintar todos los cuadros que me faltan. Uno de mis temores es que algún día mi cabeza despierte clara, o en blanco, pero sin ideas. Entonces tendré cientos de páginas de cuadernos para pintar todo eso los últimos días de mi vida.
Así no seré un señor mayor ocioso, pensando solo en la muerte, tendré mucho en qué trabajar aunque solo pueda mover una mano y solo un ojo me sirva.
Y si pasara que no pueda llevar a buen termino mis miles de bocetos, espero que alguna de mis sobrinas, mi hija, o uno de mis alumnos pueda poner en tela para siempre esas ideas extrañas fruto de una cabeza ocupada en otras cosas cotidianas como poner ventanas, diseñar pisos, logos y remodelaciones, sacar basuras, hacer comida, trabajar y visitar amigos.
Tal es mi deseo y esperanza en mayo del 2024.